«Capilla, palomar y ciprés, …»
En la arquitectura civil gallega, repleta de elementos singulares que la diferencian de cualquier otra, los pazos, las quintas e las villas de recreo ocupan un lugar preeminente.
Los pazos eran casas señoriales construidas generalmente en el rural, residencia de nobles entre los siglos XVI y XIX.
Representaban el poder de los señores, su dominio sobre la propiedad de la tierra y sobre los vecinos que les debían pagar rentas.
Su construcción destaca por la nobleza de los materiales, como el granito de los muros, por la majestuosidad de chimeneas, solainas y balaustradas y por la belleza de sus jardines.
La presencia de los tres elementos que recoge la frase “capilla, palomar y ciprés, pazo es” se cumple especialmente en los pazos de las familias mas importantes que además visibilizaban su nobleza decorando las fachadas con sus escudos de armas.
La mayor parte de los pazos que se conservan en Culleredo son de propiedad privada. Unos siguen teniendo uso residencial, otros se rehabilitaron para uso hostelero y algunos, como los que se tuvieron que trasladar debido a la ampliación del aeropuerto de Alvedro, no tienen un uso definido.
A partir del siglo XIX, el crecimiento de la actividad comercial, favoreció que la burguesía urbana construyera casas y quintas de recreo fuera de la ciudad pero en lugares próximos y bien comunicados con ella.
Una descripción que hizo a principios del siglo XX el historiador Ángel del Castelo sobre Vilaboa, ayuda a entender el porque Culleredo cuenta con bellísimas construcciones de este tipo:
«…, valle delicioso y encantador que fertiliza el riachuelo Molino y que limita el Oeste y Sur con las alturas cultivadas y llenas de arbolado en sus faldas. La hermosura de este lugar fijo de él una estación de descanso estival, siendo numerosas, cómodas y elegantes las casas y quintas de recreo con las que cuenta.»
Que hacer en Culleredo